Hay otra razón por la que los perros de refugio -adultos- no tienen una segunda oportunidad y los refugios se siguen llenando: la abundante llegada de cachorros a través de la cría ilegal.
Los criadores privados ilegales crían a gran escala en enormes establos donde no se tiene en cuenta el bienestar del animal. El único objetivo es ganar dinero, las condiciones en las que se encuentran los perros son espantosas.
Esta forma ilegal de cría no sólo se realiza en España, sino en todo el mundo. Sólo en los Países Bajos, más de 200.000 cachorros entran en el país cada año a través de transportes ilegales y, una vez allí, son una mercancía más. En España, esta cifra es veinte veces mayor. Son transportados durante días con otros miles de animales. Son demasiado jóvenes, pequeños y débiles en esta etapa y llegan enfermos, miserables… muchos llegan muertos. Se les da una solución sanitaria rápida y acaban en tiendas de animales o se venden por Internet. Suelen tener todo tipo de problemas, como alergias, problemas cardíacos y de crecimiento, pero no hay ningún sitio al que acudir. Los comerciantes ya han huido con el dinero y nadie se interesa por el bienestar de estos animales.
Sinceramente, comprendemos que ver un cachorrillo tan gracioso nos produce inmediatamente un impulso de hormonas de la felicidad (dopamina). Si este cachorro está disponible para su venta inmediata y entrega en pocos días, es muy probable que no se haya pensado bien en la consecuencia de esta compra. En cuanto se acaba la diversión y surgen los problemas de comportamiento, debido a la falta de orientación cariñosa y dedicada, se considera a estos perros inservibles y acaban en el refugio, donde pueden pasar años antes de que tengan otra oportunidad. Si es que la llegan a tener.
La solución es sencilla
¡No compres, adopta! Mientras haya demanda, habrá oferta y el ciclo es difícil de romper. Hay mucho sufrimiento en esta industria y los refugios están llenos de estos perros «de raza» comprados.